José María Campabadal, director y administrador de Campabadal Correduría de Seguros
- Es evidente que vivimos en una realidad cambiante e imprevisible, ¿cómo definirías el actual momento que atraviesa la mediación española?
En ebullición. Estamos en crisis desde 2008, financiera primero y sanitaria y social después. El sector está en constante movimiento, generando nuevos proyectos, nuevas formas de hacer y de actuar. No sé si siempre con la necesaria reflexión. La ansiedad y la constante realidad cambiante hacen que todo se acelere a un ritmo vertiginoso.
La mediación española es muy amplia en su número y no todos los mediadores evolucionan de la misma forma. Fusiones, compra-ventas, grandes distribuidores, comparadores, pero también corredores de nicho y asesores personales de gran profesionalidad. Todos tienen futuro si transmiten valor a sus clientes.
- ¿Cómo cree que se están desenvolviendo los corredores de seguros en esta intensa crisis?
Todo es más complicado. Tengo la sensación de que cada uno juega su partido. La competencia es más feroz y los clientes, en general, se sienten más inquietos. Los corredores ahora están más cerca de los clientes, asesorando y transmitiendo profesionalidad. El mercado asegurador está más abierto en la actualidad.
Directo, Banca-seguros, grandes corporaciones, colectivos, etc. impactan en el reparto de la tarta del seguro. Es necesario que el mercado asegurador español crezca a nivel europeo y es imprescindible para ello que la sociedad y los políticos entiendan que la colaboración público-privada es imprescindible.
- ¿Considera que la revolución tecnológica en la que estamos inmersos es un hándicap o una herramienta para los corredores?
La tecnología forma parte de nuestras vidas. Nos comunicamos, nos relacionamos y hacemos negocios utilizando la tecnología, por lo tanto, ya no hay debate de si es un hándicap o es una herramienta. Es parte de nuestra forma de vivir.
- ¿Qué consejo daría a las nuevas generaciones que quieran dedicarse a la mediación de seguros?
Que se formen, que escuchen, que valoren, que se unan. Además, es muy importante el carácter. A lo largo de la vida profesional hay muchos buenos momentos, pero también algunos malos. Hay que ser fuerte para afrontar los malos momentos y aprender de ellos. No hay que tener miedo al fracaso. Rodearte de buena gente y si son buenos profesionales mucho mejor.