2021-07-02 11:45:29
Alejando Izuzquiza Ibáñez de Aldecoa, director de operaciones del consorcio de compensación de seguros.
Riada por lluvias torrenciales y desbordamiento del río en varios municipios de la provincia. No; esta vez no ha sido producido en una zona acostumbrada a este tipo de episodios. Solo los mayores del lugar recuerdan algo parecido. Hay viviendas y automóviles dañados. Pero también numerosos comercios céntricos y algunas naves de pequeñas industrias.
Se escuchan comentarios confusos sobre ayudas del gobierno, apertura de oficinas de atención a los afectados instaladas en algunos de los ayuntamientos, peticiones de declaración de zona catastrófica y preguntas de si esto lo cubre o no el seguro.
¡Qué ocasión para los corredores de seguros de la zona! ¡Y más si coordinan sus actuaciones! Es la hora de la verdad, la oportunidad de sus vidas, el ahora o nunca, cuando pueden demostrar su auténtica aportación de servicio profesional. Es el momento de hacerlo no solo individualmente, sino también como colectivo cohesionado. Y es la oportunidad de hacerlo no solo ante algunos clientes, sino frente a todo un colectivo de asegurados desnortados.
Y, en medio de la confusión y del nerviosismo iniciales, los corredores de seguros contribuyen a poner orden y concierto: los asegurados, al Consorcio de Compensación de Seguros; sus solicitudes de indemnización, directamente al teléfono 900 gratuito o a la página web del Consorcio, sin pasar por ayuntamientos ni por oficinas de la Comunidad Autónoma ni de la Subdelegación del Gobierno ni del propio Consorcio; los contratos de seguro con sus actualizaciones y sus recibos de pago de la prima, listos y ordenados para presentarlos al perito del Consorcio en cuanto llegue; las reparaciones necesarias, pues manos a la obra y bien soportadas por presupuestos y facturas.
Tras esas orientaciones iniciales –balsámicas y medicinales para la ansiedad y el desconcierto-, los corredores de seguros de la zona explican, además -y ya con algo de reposo- a sus clientes asegurados cómo se van a desarrollar los acontecimientos. Les dirán que el perito del Consorcio ahora valorará los daños siguiendo las cláusulas del contrato de seguro. Les comentarán que el Consorcio aplicará criterios claramente beneficiosos para el asegurado: por ejemplo, la compensación de capitales asegurados si fuera necesario, incluso si no se prevé o estuviera excluida su aplicación en su contrato de seguro; o que no reducirá la indemnización por infraseguro en siniestros que no superen 10.000€. También explicarán que, como es natural, eso no significa que el Consorcio indemnice aspectos no incluidos en la póliza de seguro. Y les dirán que, cuando el perito concluya su valoración, en una semana o diez días el Consorcio les abonará la indemnización por transferencia bancaria a su cuenta. Y les confirmarán que es falso que esto va a ir lento y que se resolverá en cuestión de un año, porque el Consorcio gestiona esos miles de siniestros haciendo los primeros pagos en los diez primeros días y concluye toda la gestión entre tres y cuatro meses.
Pero ¡hay más! En la zona geográfica inundada trabajan algunos corredores de seguros de una singular asociación denominada Cojebro. Y esta asociación, ante las dificultades de algunos corredores desbordados por los siniestros o por el propio río que anegó sus oficinas, ha puesto en marcha un plan de contingencia denominado “SegurLike Help by Cojebro”, para ayudar, mediante voluntarios y medios materiales, a estos compañeros en apuros, algunos de ellos ni siquiera pertenecientes a la asociación.
Ante este panorama, ¿hay alguien que piense que todo esto sería igual sin la existencia del Consorcio? ¿Alguien en su sano juicio puede creer que todo esto se podría haber desarrollado igual sin la presencia de corredores de seguros profesionales? Más aún, ¿alguien puede pensar, con neutralidad, que da igual que haya presencia o no de profesionales de Cojebro en este panorama catastrófico?