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Más información, mejor servicio

Pilar González de Frutos, Presidenta de UNESPA

En esencia, la actividad aseguradora son dos cosas: los riesgos y la información sobre los mismos. Un riesgo en sí no es necesariamente asegurable si no disponemos de información suficiente sobre su medición y su probabilidad. El acceso a la información es fundamental para todos nosotros. Esta es la razón por la que saludo con satisfacción el nacimiento de esta newsletter: Cojebro crea un boletín informativo para los corredores.

Una parte fundamental de un mercado asegurador bien engrasado y eficiente es la existencia de un canal de corredores que, asimismo, dispone de flujos de información suficientes que le den servicio y les ayuden a crecer en beneficio de sus clientes. Bienvenida sea, por lo tanto, una iniciativa como ésta, llamada a crear valor.

La mediación

De todos los activos en posesión del sector asegurador, el más valioso de todos es el que no está en el balance: la mediación. Los tiempos están demostrando, y seguirán demostrando con más intensidad, si cabe, que la apuesta realizada desde hace mucho tiempo por el sector asegurador en favor del desarrollo de canales de comercialización profesionales y dinámicos es la forma acertada de afrontar una relación al mismo tiempo tan compleja y necesaria como la aseguradora.

En las aseguradoras reside el elemento técnico de todo seguro, la compleja labor de cálculo del precio del riesgo; así como el alto diseño estratégico, destinado a desplegar políticas de marketing adecuadas al producto y al cliente. Todo esto, sin embargo, tiene poco valor si el contacto con dicho cliente no se hace de una forma transparente, eficaz y profesional.

El aseguramiento es una operación compleja en la que merece la pena hacer el esfuerzo de buscar las mejores soluciones para cada caso. Este esfuerzo, sin embargo, se encuentra a menudo con obstáculos derivados del desconocimiento que impiden que sea el propio cliente en soledad el que realice ese proceso. Ahí es donde adquiere importancia la figura del mediador; una figura que si, por falta de profesionalidad, introdujera en ese punto un cortocircuito, pondría la adecuada relación aseguradora en peligro. Bien porque no se produjese, bien porque el cliente terminase por adquirir una protección no verdaderamente adaptada a sus necesidades.

Constante formación

Esta función le presenta al mediador varios retos; y el más importante de todos es la información. El seguro tiene que ser líquido porque la realidad sobre la que actúa lo es. El seguro tiene que saber adaptarse a las novedades, tiene que tener apetito de cambio. Esto obliga al mediador a asumir, casi cada día, el principio de que el mercado de cada momento presente ya no se va a ajustar a las reglas y dinámicas observadas en el pasado. Un mediador atento precisa estar adecuadamente informado, en cada momento, de las novedades regulatorias y de mercado que le afectan, o aquellas de las que puede obtener alguna ventaja. La mediación es una profesión que se debe concebir como en constante formación, pues quien no se forma y no se informa acaba haciendo que su cliente pague las consecuencias.

Las instituciones sectoriales, las empresas y los profesionales del seguro estamos, por ello, íntimamente vinculados al objetivo de abrir constantes canales de comunicación, canales capaces de crear valor para quienes los usen. No tengo duda de que este formato que estrenamos será muy pronto uno de los elementos más relevantes en este horizonte; relevancia que no hará sino beneficiar a aquél que debe obtener siempre el primer y mejor rédito de nuestros avances, que no es otro que el cliente.

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