rentabilidad

Ahorrar o invertir

Ahorrar o Invertir. ¿Qué opción te conviene más?

¿Sabías que los términos ahorrar e invertir suelen confundirse, a pesar que son dos conceptos bien diferentes? Es cierto que tanto una opción como la otra se relacionan, ya que, en ambas reservamos una cantidad de nuestros ingresos periódicos para un fin a largo plazo. Pero lo que cambia es, precisamente, el fin de ese dinero. Obviamente, lo de ahorrar no nos viene de nuevo. Ya desde pequeños, aprendimos a hacerlo, guardando una parte de dinero de la paga que nos daban nuestros padres en una hucha; para después poder gastarlo en algún que otro capricho. Cabe decir, que llegados a la edad adulta hay personas que siguen ahorrando de una forma parecida. Es decir, depositando un dinero en su cuenta corriente. Sin embargo, hacerlo de este modo, no les va a aportar beneficios porque ese dinero, al igual que el de la hucha, no va a crecer por sí mismo y, además, seguramente perderá valor a medida que pasa el tiempo, debido a la inflación. En cambio en la inversión, el dinero sí que está produciendo y, si está bien invertido, puede revalorizarse. De ahí que siempre se asocia la inversión con algo activo, con cierto riesgo, que busca el crecimiento. Sin embargo, el ahorro solemos asociarlo con algo pasivo, conservador y con voluntad de proteger el dinero. Como vemos, la diferencia principal entre ahorrar o invertir está en qué sucede con el dinero. Si queremos ahorrar, estaremos pensando en que a ese dinero que apartamos no le pase nada. Será una cantidad que la tendremos siempre disponible para emergencias y que esperamos que al menos no pierda valor. Por eso, si contratamos un producto de ahorro con nuestra aseguradora, como mínimo, tendríamos que intentar que produzca algunos intereses que eviten que el dinero se devalúe con el paso del tiempo. Invertir vs ahorrar: Rentabilidad frente a seguridad Ahorrar siempre nos da la seguridad que si necesitamos el dinero para ya, lo vamos a tener. Por ejemplo, si tenemos un imprevisto como: una avería en el coche, unas goteras en casa…, podremos echar mano de esos ahorros y hacer frente a esa eventualidad sin tener que recurrir a un producto de crédito, sin endeudarnos y sin gastos extraordinarios. Pero, debemos saber que mediante el ahorro nadie obtiene plusvalías y no se incrementa el capital. Con la inversión sí. Además, se puede invertir en cualquier tipo de actividad financiera, desde la bolsa, los fondos de pensiones y las acciones, hasta en sectores concretos de la economía como: el sector inmobiliario, la educación, el mercado de capitales o un negocio propio. Es decir, si decidimos invertir estaremos poniendo el dinero en circulación para obtener más beneficios y rentabilidad. Ahora bien, conlleva un riesgo y de la misma manera que es posible obtener rendimientos positivos o aumentar el capital, podemos encontrarnos con un revés en la economía, como los efectos de la actual crisis del COVID-19, que nos lleve a perder parte o todo el dinero invertido. Esto dependerá de los productos en los que hayamos invertido, ya que, también, podemos hablar de niveles de riesgo en las inversiones. Si invertimos en bienes tangibles, como por ejemplo, en vivienda o en tierras, veremos el fruto de las inversiones, lo podemos palpar; sabemos que está ahí. Lo podemos disfrutar y, en caso de necesidad, lo podemos vender. Pero llegado el momento de vender, nos podemos encontrar con que entonces vale menos de lo que valía cuando invertimos. Ese mismo concepto lo tenemos que trasladar a los productos que no vemos, como los fondos de inversión, la bolsa, etc. En esos casos, dependiendo del nivel de riesgo que asumamos, y en este caso -siempre es recomendable contar con el consejo experto, como el que pueden ofreceros nuestros corredores-, podemos invertir en valores más o menos seguros, que tengan una baja probabilidad de devaluarse con el tiempo; o bien, valores que reporten mayores beneficios a costa de correr un riesgo mayor, como el de encontrarnos un día con que hemos perdido parte de nuestra inversión. En realidad, la inversión y el ahorro son dos caras de una misma moneda, se trata de dos alternativas destinadas a preservar nuestro patrimonio; cuya eficacia y seguridad variarán en dependencia del propósito final de cada persona y de las decisiones que tome. En este sentido, como hemos comentado, si vuestro objetivo es incrementar vuestro dinero, la mejor opción es invertirlo. En cambio, si sólo queréis conservarlo y tenerlo a mano en caso de emergencia, la mejor alternativa es ahorrar. En definitiva, conociendo las principales características de ambas opciones y analizando vuestra situación personal, edad, perfil de riesgo, características familiares, etc.; os será más fácil decidiros por un instrumento u otro. En caso de dudas, en Cojebro contamos con corredores especializados en productos de ahorro e inversión, que os podrán asesorar para que elijáis la mejor solución para vosotros.

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Seguro de vida

¿Cómo elijo el mejor seguro de vida-ahorro?

La mayoría conocemos el seguro de vida riesgo, ya que se suele contratar cuando se tienen hijos y también con la hipoteca. En caso de que ocurra un fallecimiento o, si se contrata una invalidez, la compañía indemniza a la familia del asegurado en el supuesto del fallecimiento o al propio asegurado en caso de invalidez. Pero, ¿sabías que además de indemnizar, existen seguros de vida que puedes utilizar para ahorrar? Una de las características propias del seguro de vida-ahorro es que reúne las ventajas de los seguros de vida riesgo y de los planes de ahorro. Además, podrás realizar aportaciones con frecuencia definida o bien, cuando te vaya mejor. Otro aspecto positivo es que son productos que ofrecen una garantía en todo momento, ya que el capital se puede recuperar de forma parcial o total y en caso de producirse un fallecimiento se cobra el capital asegurado y el ahorro aportado. Según datos de Unespa: 9,7 millones de personas tienen contratado un seguro de vida-ahorro. Sin duda, su papel es muy importante, sobre todo porque es un producto muy empleado para acumular ahorro para el futuro y muy especialmente de cara a la jubilación. De hecho, unos 5,2 millones de personas recurren a este seguro para tener unos ahorros con los que disfrutar en su época de retiro. El seguro de vida-ahorro te evita disgustos Una de las características más propias del seguro de vida-ahorro español es la garantía de rentabilidad. Esto quiere decir que la aseguradora y su cliente establecen un entorno de ahorro a largo plazo (incluso décadas), durante el cual el asegurador garantiza un rendimiento anual mínimo para lo aportado. Por lo tanto, este producto es ideal para no llevarte sorpresas desagradables. De esta forma, no tendrás que estar pendiente de la prima de riesgo, la Bolsa u otras noticias económicas. Distintas modalidades de ahorro  A la hora de elegir tu seguro de vida-ahorro debes tener en cuenta que existen varias modalidades en el mercado. Algunos ejemplos de este tipo de productos son: Plan de previsión asegurado (PPA). Se trata de un seguro de vida con los mismos requisitos y el mismo tratamiento fiscal que los planes de pensiones. Su límite máximo de aportación son 8.000 euros anuales, que puedes reducirte en la base imponible del IRPF. La diferencia es que garantizan un tipo de interés mínimo, por lo que es un instrumento de ahorro perfecto para los perfiles más conservadores, ya que la prestación a recibir nunca va a ser inferior a lo aportado. Actualmente, los PPA cuentan con más de un millón de asegurados y un volumen de patrimonio cercano a los 13.000 millones de euros, según Unespa. El plan individual de ahorro sistemático (PIAS). Es un producto de ahorro a largo plazo que garantiza ciertas ventajas fiscales, siempre y cuando se recupere en forma de renta vitalicia. No es un producto necesariamente destinado a la jubilación, aunque se suele utilizar cuando los trabajadores empiezan su retiro laboral. A diferencia de los planes de pensiones y PPA, las aportaciones no pueden reducirse en la base imponible del IRPF, pero los rendimientos acumulados están exentos si se cobra en forma de renta vitalicia. Su límite máximo de aportación, independiente del de otros productos, son 8.000 euros anuales. En la actualidad, hay 1,7 millones de asegurados con PIAS. El volumen de ahorro acumulado asciende a 9.800 millones de euros. Los seguros individuales de ahorro a largo plazo (SIALP). En este caso, son similares en ventajas fiscales a los PIAS, pero no es necesario percibirlos en forma de renta para disfrutar de ellos. Cada cliente sólo puede ser titular de un plan de estas características, con un límite máximo de aportación anual de 5.000 euros, independiente del de otros productos. Los SIALP tienen unos 450.000 asegurados con un volumen de ahorro de 1.700 millones de euros. En definitiva, en función de nuestras características familiares y necesidades de ahorro elegiremos una modalidad u otra. Si tienes cualquier duda sobre la rentabilidad de estos productos de ahorro; te recomendamos que te pongas en contacto con nuestros profesionales para conocer las mejores opciones en función de tu perfil.

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